Ayer te vi caminando cercana a la puerta gris de aquél viejo y cercano almacén. Fue una casualidad en horarios de la tarde o del día, no lo recuerdo. Pero es verdad que yo pensé en ti, al inicio de la mañana. Entre todas las correrías de mi colorido barrio, tú te mostrabas como la más indiferente. Sé que te mirabas como muy lejana y ausente, posiblemente se perdían tus pensamientos en la nada, quizá era por el aroma próximo de la noche o por el tenue color de la oscuridad. Pero tú, sí te extraviabas impávida, sola, sea por los bocinazos de los autos que bullían tan cerca tuyo o quizás no te dabas cuenta. A veces me preguntaba osco de tanto en tanto, ¿Por qué no perfumaste mi vida? Mi existencia estaba tan vacía que mi corazón solo con mirarte, quiso más calor que destino. Pero tu semblante aquél día, superaba mis cavilaciones al conocer que vivías sinsabores y esperanzas yertas. ¡Me inspirabas a quererte así aun por mis propias tormentas!
¿Por qué anhelaría yo que no te fueras de mi vida? ¿Por qué te asombrarías? Pensé que era porque los dos éramos almas silvestres en el amor y en lo mágico del mar. Tal vez por creer yo en la libertad y no en los nimios cuentos. ¡Sí! Quizás hubiésemos sido felices pero tú... ¡Eres tan huraña! Pues aunque no me sonrías y huyeras de mi presencia, ¡Tus secretos serían míos así me faltara la conciencia!
Roque Puell López - Lavalle
No hay comentarios:
Publicar un comentario