martes, 25 de febrero de 2025

La flora



 

Mi testigo hoy será la noche oscura

¿Por qué el viento silba y crece?

Ah, es por el frío de la montaña,

por la flora en el campo,

que ahora luce cabizbaja…

II

En el silencio de las sombras

existe un gran misterio,

en las palabras que no se dijeron

y por tu frágil sonrisa sin esperanza

que se perdió en un laberinto.

III

Vino la soledad que llegó a mi alma

pues ya no tuve tu dulce alegría

y quisiera verte para reírnos juntos

o volar por las brisas del viento.

¿Por qué no vienes conmigo?

IV

Pero creo que será inútil mi especial sueño

y vano también sería mi querer sentido

pues me di cuenta que no me quieres

pero tampoco lo deseas…

 V

Más tonto soy ahora, que todavía te deseo

pues sin qué ni por qué, me ilusioné contigo.

Es como si yo fuera un niño en rebeldía

o como si fuera, un león herido...

VI

Aun así, en mi árido destierro, pensé en tí,

haciéndome las mismas preguntas...

y casi con las mismas respuestas.

Con mil tristezas en mi corazón

y el perder de mis anhelos…

VII

Y en tu simple adiós quebrado y sincero,

me despido sin las bobas palabras

que en esta ocasión se dicen.

Porque sintiendo ahora la noche aciaga,

 todavía podría extrañarte en silencio.

Más yo creo que olvidarte sería mejor;

oh sí, pero sin tanto aspaviento...

Roque Puell López Lavalle



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