viernes, 17 de mayo de 2024

Y llegará el tiempo



Y llegará el tiempo cuando estemos juntos alguna vez, en una ciudad cualquiera, en un bar, en un día acordado pero en un mundo aparte para poder continuar lo que se había tardado. Hablaremos como antaño, como si la distancia fuera nada, como si las palabras fueran nuevas y las gracias declaradas sean olvidadas.

Nunca hubo como antes, tanto sentimiento que no buscara lo suyo para fundirse en un solo corazón. Apacibles serán nuestros sueños sin importar el tiempo, tuyas serán las melodías recordadas y míos serán los combates sin importarnos nada. Verás pronto que tal vez en nuestro romance, las malas artes y las lenguas malhabladas no cesarán de buscarnos.

Mi corazón será el tuyo y tu voluntad más consecuente estará conmigo. Juntos haremos el amor, será por aquellas cumbres montañosas y luego llegaremos por el horizonte rojizo para terminar en los mares. Tus susurros entonces llegarán a agradarme porque mi ánimo será el tuyo y tu vida entera será mi gran inspiración.

Aunque mi bandera sea roja y tus colores sean como el azul del cielo, contaremos las estrellas y no habrá esos matices para descifrarlas. Los amores se llevan en el alma y el cariño en el corazón, pero si compartimos juntos el universo, celebraríamos que todo sería nuestro, porque ahora, volvería a nacer una y otra vez, ¡Grandes serían las vivencias que habríamos de merecer!

Y llegaría el tiempo entonces donde juntos deberemos reinar, uno para el otro sería la manera de amar. Tus miradas y sonrisas, tus secretos y caricias, esa flor hermosa que contemplo, ¡Yo sé ahora que son tus sentimientos! Tus manos llenas de perfume, cubierta de alhajas que te lucen y el alma tuya que desborda de amor, me hacen encontrar lo que siento, es un gigante para este contendor.

Y viviendo el instante cuando nacen las flores y disfrutando alegre el ocaso de un atardecer, vengo descubriendo en mi interior, el gran portento de mi querer. Que muera mi melancolía entonces y mis recuerdos sin resolver, yo quiero que estés conmigo para siempre y nunca desfallecer.

Si las montañas me acompañan y el volcán dormido se despertara, serían testigos de nuestro vuelo colosal. Tomados de la mano y sellados con un beso, nunca debemos olvidar que llegará el momento en que estemos juntos otra vez, en una ciudad cualquiera, en un día impensado, en un mundo aparte, no lo sé pero será pronto mujer, para nunca regresar…

Roque Puell López - Lavalle


miércoles, 8 de mayo de 2024

El tremendo Juez


Todos los edificios de las grandes ciudades, tienen su historia, increíbles anécdotas y sus cuitas. Ninguno escapa a los caprichos del destino, sean estos buenos, malos y de repente inolvidables. Vivía a fines de los años setenta, un personaje peculiar que fue famoso porque antaño se pensó que esta edificación sería un Hotel de cinco estrellas pero la idea se desvaneció por los continuos problemas familiares que se formaban alrededor de ésta construcción.

En el quinto piso, vivía un hombre serio que nos llamaba la atención. Era entrado en años, de buen porte, de tez blanca y bien vestido. Supimos que era un letrado, Abogado en su juventud, terminó siendo un Juez del Poder Judicial. Pero, lo increíble era que tenía la costumbre de sentarse en una silla vieja para leer su periódico o cuánta literatura pusiera en sus manos en medio del patio, saliendo del ascensor pero todas las noches. Entonces, ¿Cuál era lo raro?

Pues, ¡Lo hacía en pijama y pantuflas! Una pulcritud a carta cabal, mirándolo de cuerpo entero. Un pijama de rayas azules algo desgastada pero bien planchada con un polo blanco que fungía de camiseta. A veces se presentaba con calzoncillos largos de lana, aquellos antiguos que algunos más jóvenes no podrían diferenciar. Sus pantuflas estaban bien cuidadas y lustradas como si fueran un par zapatos para salir a la calle. Pocas veces lo vimos con su terno azul caminando a paso lento, felizmente había ascensor. Su carácter era de un hombre culto, conversador y algo malgeniado, ya que también pudo regañar a un amigo que cantaba con su guitarra un piso más arriba donde él vivía. Mi madre encandilada con él pues como ella trabajó también en el Poder Judicial, tenían mucho tema de conversación.

Muchos en el edificio se reían de él, lo creían loco pues estaba desde las 9 pm hasta pasadas las 11 y era una costumbre graciosa verlo todos los días. Había vívido en el edificio Olchese del Centro Histórico e imagino q tendría miles de anécdotas que contar como alguna vez lo hizo, hablando del diario El Comercio, de los Miró Quesada y de la Lima que se fue. Según él, era una ciudad donde se podía vivir cómodamente. Mis amigos y yo teníamos las opiniones divididas pero siempre terminaban con nuestra aprobación de simpatía a un señor tan especial.

Pero todo esto no duró mucho en realidad. Pasó un corto tiempo y el “Tremendo Juez”, no era visto como todos los días. Estará enfermo –decíamos- otros especulaban diciendo que había salido de viaje o que tal vez lo visitaron los nietos. Eso no era probable pues se sabía que era un hombre solitario, no vivía nadie con él. Hasta que luego de algunas semanas, un olor fétido salía de su departamento. Los vecinos lo encontraron desnudo, muerto en su tina del baño con un serio corte en la garganta de la que sangró profusamente y luego morir sin ninguna atención. Se comprobó que no le robaron nada puesto que los que llegaron a entrar, vieron que todo parecía estar en orden. Entonces, se tejió la versión de una venganza. ¿De quién? Nunca se supo…

Roque Puell López Lavalle


martes, 7 de mayo de 2024

¿Vamos al mar?

 


Deseo mostrarte la vida mirando el mar, decirte qué especial es el cielo, qué hermoso es el horizonte, no importa el tiempo, es otra la vida, otro el mundo, otras las emociones... Ven, acompáñame ahora…

¿Vamos al mar?

La pasión por la vida no necesita edificarse si existe por dentro ¿No dices que la amas? Amala como ella te enseña que ella es, no como tú quieres que sea ni como tú creas que deba de ser. Déjate llevar por el viento, deja que el mar te guíe, con él puedes hablar y con el viento cantar… ¿Lo sabías?

En el mar podrás entenderás la grandeza del universo y sus estrellas sin nombre, pero no sueñes con las nebulosas, inspírate en los nobles propósitos porque sin ellos; sólo son nada, pero encumbrados en la realidad, tienen vida interior y contentamiento.

¿Vamos al mar?

Cuán grandiosa es una travesía en el gigante cuando sabes que no termina, cuán profunda es ella cuando tus sentimientos vuelven a amar, nuevamente pero es más hermosa cuando te dejas llevar por las estrellas. Pero si no las hubiera, por el camino de tu Creador seguirías, estoy seguro.

¿Vamos al mar?

Escucha el ruido estrepitoso de las olas rompiendo la roca, el encrespar de ellas y el sonido profundo cuando se estrellan en la orilla, siente la brisa que nos invade y el aire frío inclemente, que sopla tu rostro.

Escucha también la tormenta, la furia de su fuerza, el encuentro de la lluvia golpeando la barca, el lloro del cielo fiero y oscuro que te muestra que vive intensamente y que a todos les hace saber que somos pequeños y privilegiados al poder disfrutar el sol brillante cuando se calma el gigante.

Encuentra la voz de tu conciencia, recupera tu fuerza, mira el futuro diferente, ama, llora, renuncia a la rutina del desgaste. Vive la esperanza con la inmensidad que contemplas y que anhelas. Esa vivencia te espera y lucha con una pasión tan grande para que pueda golpear las puertas de tu corazón convirtiéndote después, en un ser diferente…

¿Vamos al mar?

No te arrepentirás…

Roque Puell López- Lavalle


miércoles, 1 de mayo de 2024

Amigo de blanco

Bancos de azul, verde y blanco, se mueven en todas direcciones. Comienza el día en la casa grande. Las lecturas, la atención, el afán, el resultado, es el diario vivir que se comparte. Todos trabajan, todos se emocionan, hasta la vida y la muerte se abrazan. Los doctores y las enfermeras, los también de claro semblante son generosos en un solo momento prodigando sentimiento y esperanza. Hoy quiero honrarte amigo de blanco que con tu humor lo malo parece bueno y como padre severo también nos centras con la verdad. También quiero honrar a mi ángel que cuidó de mí. Que no solo fueron tus palabras sino un sentimiento muy inusual. La vida de blanco chiquilla, es muy dura, pero que con candidez y sonrisas pudiste quitarle al viejo lobo, una lágrima que queda, una sonrisa en el recuerdo

Roque Puell López - Lavalle


Juego de palabras

 


Tan igual como un villano, vino a mi casa un necesitado, un sin techo acongojado que de oídas había sabido que yo era el don con quien debía hablar. Al terminar aquella tarde se presentó solícito y descarado, con un discurso intencionado: “Necesito un jardín de entrada, un sitio de esparcimiento, quizá el suyo sea un bonito lugar, mis hijos y familia no tienen descanso, ni su cabeza donde cobijar. Al contrato me someto, dónde hay que estampar la rúbrica, el adelanto se lo entrego, pero tenemos que arrendar”.

La ingenuidad  te acumula deudas cuando no hay sabiduría, la inexperiencia te premia cuando menos piensas, a lo mejor en ese momento es tu cultura convertida en ciencia para así decirle no a la necedad manifiesta. Si hubiese sabido las mañas del hombre cauto, por nada hubiera tranzado pero me ganó su pinta de honrado y su fingido teatro lo vivía intenso, como un maestro consagrado. Firmamos un contrato de buenos augurios para las partes, prometió las mil maravillas sin fin, pero nada más falso se vio en los meses siguientes cuando no tardó en sus obligaciones infringir.

El engreído no quiso salir de casa cuando se le enfrentó lo que debía. Siempre respondió con una queja, con un no y con algo menos que un juramento. “No tienes que cumplir lo que prometes si tampoco lo han hecho contigo” me explicó sin más trámite el entendido Abogado. Armas al ristre decidí entonces, poner al susodicho a derecho. Ya no tenía dudas. Entre papeles y firmas del notificante, se le venía la noche al pobre ignorante.

Busqué ayuda entre los amigos, llamé a los más cercanos, a los que creí que eran mis hermanos pero los encontré timoratos, faltos de palabra y siempre ingratos.  Pero la perseverancia al fin te sonríe y hallé al fin a dos que tenían un sentido, una vida fugaz, un camino tan dispar. Y así, uno por la ventana y el otro por el tejado, cumplieron su tarea más preciada. La salida feliz de sus cacharros puso fin a la obra terminada.

Aunque su venganza se vio reflejada en un inoportuno encuentro, el acusado cayó en desgracia, en no recuperar jamás su causa, porque el condenado que no tiene derecho tampoco tiene esperanza. "El hombre que es bueno, es libre de ataduras aunque sea un esclavo, pero el hombre que es malo es un esclavo de sus pasiones aunque sea libre", dijo un escritor. 

Roque Puell López - Lavalle



Y llegará el tiempo

Y llegará el tiempo cuando estemos juntos alguna vez, en una ciudad cualquiera, en un bar, en un día acordado pero en un mundo aparte para p...