Nuestra existencia está llena de diferentes momentos que a veces no alcanzamos a entender. Sin embargo, podemos disfrutar de días felices y también de algunos días sombríos pero siempre hay un propósito y al final hay una esperanza en Aquél quien nos creó. Dependerá solamente de nosotros. ¿Qué piensas de todo ello? ¿Nuestra vida es un azar?
Hoy
preparo apurado, la munición de mi arma y levanto mi fusil. Hoy arengo la voz de mi protesta así como ondea libre mi bandera. Es
roja como todas las sangres y es blanca como la paz. No obstante, en
una está mi rabia y en la otra, se encuentra mi libertad.
Se da como siempre, el discurso de la demagogia y el de las vanas promesas. Ellas son las palabras inútiles que se lleva el viento y la conocida doble moral que pretenden
mejorar, pero todo ees con la misma patraña. Ahora está corrompida su responabilidad y se han quedado sin la misma conciencia Pero así son ellos compañero, los que disquen "querer" cambiar.
¿Y cuándo entonces, surgirá el trabajo digno y el pan con libertad? ¿Y regirá acaso el derecho a la vida y la salud de la sociedad? ¿Es verdad que la vieja indiferencia será la que rige hoy o serán las mentiras del mañana? No lo sé.
Pero seremos libres algún día cuando enconteemos los valores perdidos. Será así si el que gobierna y los que imparten justicia digan la verdad. Entonces, los grandes y pequeños ciudadanos se respetarán unos a otros y tendrán dignidad. Y nacerá la Nación.
¡Grandes hombres y grandes hazañas! El sueño de los despiertos y la esperanza de todos, se cumplirá. Por
ese motivo y muchos más, hoy respiro la pólvora y para que no me traten como si fuera un gil, ¡Preparo
la munición de mis armas y
levanto mi fusil!
Nació entre los cantos de los grillos en una noche fría y de neblina blanca, con un cielo azul marino más una luna escondida en el oscuro silencio de los adormilados señores del barrio bohemio.
Seguramente era entre los parques perfumados de jazmín y muy cerca al altar de los santos olvidados. De repente, entre las sombras de aquellas casas bajo un lamparín y el humo de los cigarrillos, se muestra una mesa de juego con los aburridos del antiguo vicio de los naipes, tal vez por una diversión o una pérdida salvada por el aval presente.
Pero esas son las nimiedades de la gente, es el pasar del momento, son los rosarios de la rutina para que al día siguiente, otra vez a lo mismo. No obstante, el drama se vivía en un Hospital cercano. Vino al mundo, con retraso entre las emergencias y los apuros del momento. Sería el parto normal o complicado, pero al fin, sus ojos miraron la realidad entre su llanto incontrolable y la dicha de la madre, todos a una para recibir al heredero.
Buenos fueron los padres que lograron en él un buen camino, grandes fueron los consejos adquiridos y la educación que él recibió. Y aunque no fueron tan fáciles sus comienzos, a fuerza de un gran esfuerzo y de consabida bravura, pudieron lograr para él una respetable fortuna. Sin embargo, creció y ahora se encuentra preso entre las celdas de su interior. No están resueltos quizá los pensamientos de su niñez o tal vez las emociones de muchacho no cuajaron bien en su complicada personalidad. Quizá porque en ella se hallaba el verdadero hombre y se quedó así, indeciso, como el último de los urbanos.
Pero él se olvidó en la madurez, que cuando se ha conquistado las cimas, el descenso muchas veces podría ser fatal si no se cuida tremenda responsabilidad. Tal fue entonces su enamoramiento por sus hazañas, que se quedó ensimismado por tanta belleza y misterio. Más creo que hoy, ni si quiera se inmuta y tampoco sueña. Prefiere el frío circundante y el mágico hechizo de la ocasión. Se defiende fiero como los molinos de viento, de cualquier amenaza que pretendiera quitarle su universo.
Así que temeroso, echó mano a ia espada y al pavés no midiendo sus desvaríos como agravios. Miró a algunos por encima del hombro creyéndose el gran dueño de todo destino. Creyó ser el mejor pero olvidó la inocencia del comienzo, el hambre de lo nuevo y los años tardíos que perdió. Tuvo victorias pequeñas que a nadie emocionó y solamente se quedó entre sus pensamientos y entre sus amigos que pasaron por convertirlo en un escudero de sus propios prejuicios. Pero triunfó en la soledad del tiempo, y en los recuerdos de sus amores idos. Amó con pasión, esperanza y realidad, pero muy indiferente a los demás.
Se parecía a un escritor que fue laureado, aquél que estando muy enojado, renegó de su país. Demolió su casa hasta los cimientos para no dejar un ladrillo más entre los escombros. Aun así, recibió luego, un premio muy importante en manos de un rey de un lejano país. Este se enteró de sus modos y disfuerzos. Sabio entonces, le dio un mensaje al tiempo de entregarle el presente: “No te olvides de dónde has venido, no te olvides, de tus raíces”. ¿Entendió el significado de estas palabras? No lo creo...
Me hablaron de surcar los
cielos en un viaje próximo cruzando las costas, adentrándome en los andes para terminar en una agreste vegetación de la jungla sojuzgada desde hace mucho
tiempo y convertida ahora en la esperanza de tantos. Quizá será por corto tiempo,
lo ignoro, pero sé que mi destino habría de enseñarme el lugar donde dejaré
libre mis pensamientos para conocer el nuevo y vasto horizonte que me aguarda
hasta donde llegue mi voluntad e imaginación.
Recuerdo los primeros años donde
el cielo era parte de mi vidami
aventura y mis desafíos por cumplir. Esperaba llegar para dar lugar a mis ganas y a la misión
encomendada. Ahora pienso como ayer, con la inocencia de ser yo el protagonista
cuando la realidad era que yo era un peón más en el juego de un tablero
establecido donde tendría que honrar al rey y no destronarlo. ¡Qué tiempos aquellos!
Mis palabras se convertirían
en acciones, ellas me llevarían a formar el hábito de extender mis emociones, ampliar la felicidad que me desbordaba para no quedar ensimismado en recuerdos vanos y grotescas
frustraciones. Entonces el viaje así tendría valor, convicción y coraje porque no
me quedaría con lo que llevo dentro. Ya no
ardería solitario en mis propias brasas por no querer compartirlo porque sabía
entonces, que tenía un valor muy superior.
Antaño volaba de regreso a
un pueblo lejano en la selva. Luego de unas bellas horas de sol radiante, una
impresagiable tormenta se nos presentó muy alegremente. Parecíamos escuchar que
las montañas se rompían en mil pedazos, luego se alumbraba el cielo con
relámpagos interminables para terminar finalmente en una lluvia feroz y el ruido de los rayos. Éramos
cuatro personas y pensamos que pronto terminaría, pero no fue así.
El piloto siendo más
experimentado, tomó su carta de navegación para determinar la ruta mientras que
nosotros en realidad no veíamos nada al estar todo muy oscuro. Sin embargo,
vimos abajo de nosotros un rio el cual nos sirvió para seguir su curso ya que
ir por las montañas era una muerte segura. Felizmente se abrió una brecha de luz en el
cielo para nosotros y nos dirigimos allí entrando en ella. Nos
quedaba poco combustible y luego de un largo trecho, aterrizamos por fin a salvo pero con llovizna muy fuerte y el cielo
nublado.
Fueron muchos años atrás pero así
pienso hoy, emprenderé mi viaje y conquistaré los cielos de nuevo, superando
las nubosidades que nos presenta la vida. Quiero que mi corazón viva las emociones del crepúsculo y las
tormenta de la noche. De repente recordarla y anhelar otra vez a la musa de mi sueño. Solo que ella tendría que recorrer al firmamento como yo lo pretendo y sellar finalmente el momento con un cálido beso dado, entre
los nuestros...
Pero tendría que aprender a
resurgir como el ave Fénix y no confiar siempre en el corazón porque este es engañoso y perverso, nadie realmente lo conoce. Se dará cuenta que los vacíos del
cielo que se manifiestan al estar volando, son los que pretenden hacernos creer que vamos a caer sin remedio más allí estará la
fortaleza de nuestro carácter y la convicción de saber Quién nos sostiene. De tal modo entonces, ya no cometeríamos la injusticia de desconocer al ser que el Creador nos puso en el camino…