Nació entre los cantos de los grillos en una noche fría y de neblina blanca, con un cielo azul marino más una luna escondida en el oscuro silencio de los adormilados señores del barrio bohemio.
Seguramente era entre los parques perfumados de jazmín y muy cerca al altar de los santos olvidados. De repente, entre las sombras de aquellas casas bajo un lamparín y el humo de los cigarrillos, se muestra una mesa de juego con los aburridos del antiguo vicio de los naipes, tal vez por una diversión o una pérdida salvada por el aval presente.
Pero esas son las nimiedades de la gente, es el pasar del momento, son los rosarios de la rutina para que al día siguiente, otra vez a lo mismo. No obstante, el drama se vivía en un Hospital cercano. Vino al mundo, con retraso entre las emergencias y los apuros del momento. Sería el parto normal o complicado, pero al fin, sus ojos miraron la realidad entre su llanto incontrolable y la dicha de la madre, todos a una para recibir al heredero.
Buenos fueron los padres que lograron en él un buen camino, grandes fueron los consejos adquiridos y la educación que él recibió. Y aunque no fueron tan fáciles sus comienzos, a fuerza de un gran esfuerzo y de consabida bravura, pudieron lograr para él una respetable fortuna. Sin embargo, creció y ahora se encuentra preso entre las celdas de su interior. No están resueltos quizá los pensamientos de su niñez o tal vez las emociones de muchacho no cuajaron bien en su complicada personalidad. Quizá porque en ella se hallaba el verdadero hombre y se quedó así, indeciso, como el último de los urbanos.
Pero él se olvidó en la madurez, que cuando se ha conquistado las cimas, el descenso muchas veces podría ser fatal si no se cuida tremenda responsabilidad. Tal fue entonces su enamoramiento por sus hazañas, que se quedó ensimismado por tanta belleza y misterio. Más creo que hoy, ni si quiera se inmuta y tampoco sueña. Prefiere el frío circundante y el mágico hechizo de la ocasión. Se defiende fiero como los molinos de viento, de cualquier amenaza que pretendiera quitarle su universo.
Así que temeroso, echó mano a ia espada y al pavés no midiendo sus desvaríos como agravios. Miró a algunos por encima del hombro creyéndose el gran dueño de todo destino. Creyó ser el mejor pero olvidó la inocencia del comienzo, el hambre de lo nuevo y los años tardíos que perdió. Tuvo victorias pequeñas que a nadie emocionó y solamente se quedó entre sus pensamientos y entre sus amigos que pasaron por convertirlo en un escudero de sus propios prejuicios. Pero triunfó en la soledad del tiempo, y en los recuerdos de sus amores idos. Amó con pasión, esperanza y realidad, pero muy indiferente a los demás.
Se parecía a un escritor que fue laureado, aquél que estando muy enojado, renegó de su país. Demolió su casa hasta los cimientos para no dejar un ladrillo más entre los escombros. Aun así, recibió luego, un premio muy importante en manos de un rey de un lejano país. Este se enteró de sus modos y disfuerzos. Sabio entonces, le dio un mensaje al tiempo de entregarle el presente: “No te olvides de dónde has venido, no te olvides, de tus raíces”. ¿Entendió el significado de estas palabras? No lo creo...
Roque Puell López Lavalle
Link: https://www.youtube.com/watch?v=jGSrWlp1T30
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