Y llegará el tiempo cuando estemos juntos otra vez, en una ciudad cualquiera, en un bar, en un día acordado pero en un mundo aparte para poder continuar lo que tanto se había tardado. Hablaremos como antaño, como si la distancia fuera nada, como si las palabras fueran nuevas y las gracias declaradas sean olvidadas.
Nunca hubo recuerdo como antes, tanto sentimiento que no buscara lo suyo para fundirse en un solo corazón. Apacibles serán nuestros sueños sin importar el tiempo, tuyas serán las melodías recordadas y míos serán los combates sin importarnos nada. Verás pronto que tal vez en nuestro romance, las malas artes y las lenguas malhabladas no cesarán de buscarnos.
Mi corazón será el tuyo y tu voluntad más consecuente estará conmigo. Juntos haremos el amor, será por aquellas cumbres montañosas y luego llegaremos por el horizonte rojizo para terminar en los mares. Tus susurros entonces llegarán a agradarme porque mi ánimo será el tuyo y tu vida entera será mi gran inspiración.
Aunque mi bandera sea roja y tus colores sean como el azul del cielo, contaremos las estrellas y no habrá esos matices para descifrarlas. Los amores se llevan en el alma y el cariño se graba en el corazón, pero si compartimos juntos el universo, celebraríamos que todo sería nuestro. Entonces sé que ahora, volvería a nacer una y otra vez, ¡Grandes serían las vivencias que habríamos de merecer!
Y llegaría el tiempo entonces donde juntos deberemos reinar, uno para el otro sería la manera de amar. Tus miradas y sonrisas, tus secretos y caricias, esa flor hermosa que contemplo, ¡Yo sé ahora que son tus sentimientos! Tus manos llenas de perfume, cubierta de alhajas que te lucen y el alma tuya que desborda de amor, me hacen encontrar lo que siento, es un gigante para este contendor.
Y viviendo el instante cuando nacen las flores y disfrutando alegre el ocaso de un atardecer, vengo descubriendo en mi interior, el gran portento de mi querer. Que muera mi melancolía entonces y mis recuerdos sin resolver, yo quiero que estés conmigo para siempre y nunca desfallecer.
Si las montañas me acompañan y el volcán dormido se despertara, serían testigos de nuestro vuelo colosal. Tomados de la mano y abrazados con un beso, nunca debemos olvidar que llegará el momento en que estemos juntos otra vez, en una ciudad cualquiera, en un día impensado, en un mundo aparte, no lo sé pero será pronto mujer, para nunca regresar…
Roque Puell López - Lavalle
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