viernes, 23 de agosto de 2024

Mi camisa blanca


Maltrecha encontré a mi camisa blanca al encontrarla en mi baúl. Ajada quedó el recuerdo por defenderte en aquél paraje. Fue usada bella y pulcra, casi brillando, para tenerte en mi regazo. Más el tiempo transcurrido me hizo ver que las manchas indeseables se impregnaran con tu indiferencia y las betas imborrables de tu pueril razonamiento, se eternizaran por tu ausencia...

Yo había pensado que en la justicia de la razón y en el arrobamiento de la pasión, podría encontrar en ti la holgura de mi espíritu y de mis sentimientos. Pero me dí cuenta que me equivoqué, pues lo que antes usé como una medalla para ufanarme, se transformó después en las manchas rebeldes que no quisieron salir.

Hoy en día es como una mortaja, casi amarillenta, vieja, sin ningún atisbo de lo que un día fue si no fuera por estar guardada y con suerte limpia, al ser lavada con el azul de antaño por las manos de mi madre abnegada. Como las guerras injustas, así quedan los grandes recuerdos, los sentimientos regalados porque primero fueron límpidos de toda sucia y luego quedaron rotos sin los botones por la indiferencia…

Tú te pareces a mi camisa. Una vez fue presentable para mi corbata roja, en otra oportunidad quedó para mi suéter fino para abrazarte y finalmente una vez más, la usé para presumir a tu lado estando muy elegante en el Aniversario de mi ciudad. Pero luego con los meses de tu incierto proceder, se convirtió en un vendaje para cubrir mis heridas y como el manto gris, tus burdas mentiras. Incluso, apareció para acordarme de lo que un día fuiste para mí, una ingenua diablilla… ¡Qué tal sentencia!

Roque Puell López - Lavalle

 


jueves, 22 de agosto de 2024

El capulí de tus ojos

 


El capulí de tus ojos me dio la esperanza, me dio el color que no esperaba en una dicha de razón y orgullo, quizá en una mezcla de amor y embrujo… Así las cosas, ¿Puedo saber el porqué de recibir nuestro inmenso cariño?

El capulí de tus ojos me conoció desnudo de pies a cabeza, comprendió de mis vigores y de conciencias. Con el pensar del cielo y de la tierra, musitaste así el amor de una princesa, el deseo a todas luces de ser tú, mi reina…

El capulí de tus ojos vio mi pena, mi enojo y mi sangre guerrera de las mil batallas que libré por la verdad, pero llegaste tú presta para decirme que también era posible luchar contra la mezquindad. ¿Qué más podría pedirte yo si entendiste lo que mi corazón anhela?

El capulí de tus ojos me miró para buscar una contestación, hurgaron en mí para pedirme cuentas, de quién eres ahora tú para transformarte después en mi ardorosa conciencia. No supiste que me ganaste el corazón porque hasta en sueños yo ya sabía de tu respuesta…

El capulí de tus ojos conoció mi gran apuro, mi ser desvalido por los problemas y sin embargo, tus mimos sonrieron buscando en mi lo mejor de mi corazón o tal vez que me convierta en un adolescente para jugar de esa manera con tu inocencia…

El capulí de tus ojos me mostró tus sentimientos, esos que no nacieron de un instante de desvelo o en una corazonada de algún naipe jugado. Nació por el parecer de nuestro mutuo arrobamiento, por el derecho que todos tenemos de llegar, a un maravilloso encuentro…

El capulí de tus ojos llegó cuando menos te esperaba y no te fuiste sin decirme adiós, solo te quedaste en el seno de mi dicha, en el fuego de mi pasión encendida, para llegar juntos a la plenitud de nuestro gran amor…

El capulí de tus ojos cerraron los míos para abrirlos en una esperanza, en un mar de ilusiones, en aquellos fuegos inapagables por los vientos de una traición. Pero nacieron también para ser ciertos y reales, en las letras de tu melodiosa voz…

El capulí de tus ojos vio en los míos el despertar de un hombre solitario que en mucho tiempo no veía la inocencia de un niño que poco a poco lo hiciera sonreír. Y por ello no dudo que esos ojos nunca se cerraron para mí, es más, me di cuenta en ese momento, que se quedaron para siempre por mí…

Roque Puell López - Lavalle


miércoles, 14 de agosto de 2024

Arcole

 

La batalla del Puente de Arcole tuvo lugar entre el 15 y 17 de Noviembre de 1796 en Arcole, provincia de Verona, noroeste de Italia. La batalla enfrentó a franceses, dirigidos por Napoleón Bonaparte, contra los austriacos. Napoleón contaba con 21,000 soldados bajo su mando, mientras los austriacos con 24,000 combatientes al mando del general Joseph Alvinczy. La batalla se planteó en la orilla de rio Alpone, afluente del Aldigio. Napoleón planificó una maniobra de tenaza efectuada por Charles Augereau y André Masséna. Augereau es rechazado y Masséna se atasca en la ciénaga, por lo que la maniobra de tenaza no puede llegar a realizarse. Napoleón, Comandante del Ejército de Francia, ataca a la cabeza de sus granaderos portando la bandera de Francia, tomando el puente. Este es bombardeado intensamente y sus oficiales le gritan para que no se arriesgue más, hasta que su ayudante Jean Baptista Muirón tiene una importante actuación. Luego de una estratagema compartida, Francia tiene la victoria. Las bajas entre muertos y heridos por la parte francesa ascendieron a 4,600 mientras por la parte austriaca fueron 6,000.

Como ya se dijo, arrecia el cañoneo y las descargas de los fusiles de los austriacos. Un soldado apunta a Bonaparte para eliminarlo. Muirón se da cuenta de la intención y ofrece generoso su cuerpo para que el proyectil lo reciba él y no su Comandante quien también era artillero. Esta bala resultaría mortal para él quien se desploma cayendo de espaldas y pesadamente entre los soldados. Bonaparte aún sorprendido por tremendo hecho sigue arengando a sus tropas quienes caían abatidos por la nutrida fusilería y artillería. Pero sigue con sus combatientes hasta el final para coronar la victoria y vencer así con coraje y determinación la suerte de la batalla. Napoleón no olvidó jamás el gesto de Juan Bautista pues luego protegió a su familia e incluso le dio el nombre de “La Muirón” a una fragata cuando se coronó Primer Emperador de Francia. Ellos se habían conocido en el sitio de Toulón y ahora en la Campaña de Italia en el año de 1796. Nunca se ha escrito una historia semejante del dar la vida por el amigo en tremenda situación.

¿Qué fue lo que le pasó por la cabeza a este Artillero? Las almas nobles consideran a la amistad como algo sublime, sagrado y por ello dan la vida hasta las últimas consecuencias. Muirón demostró amor a la patria, valor y mística. Tenía apenas 20 años para dejar su memoria escrita en los anales de la historia.

"Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos", dijo el Maestro y lástima que aquella actitud que él hizo ya no se conoce hoy en las guerras olvidadas en el imaginario popular. Lo que fue antes, no podría repetirse después y las glorias del pasado se olvidan fácilmente para dejarlas en un frío monumento del recuerdo. Hoy se perdió la alegría de la tropa triunfante solamente escrita en los libros de una biblioteca anticuada. Pero los actos se llevan en el alma y el pensar de nuestra vida se vería reflejada en nuestra decisión. ¿Y si viviéramos esta experiencia? Se extinguirían los héroes porque ya no hablaríamos de ellos.

Pero yo sé que si hubo Alguien que lo hizo sin ninguna recompensa. Quizá Napoleón nunca lo supo porque quedó sorprendido por la muerte de su amigo o de repente si lo sabía pero jamás lo pudo relacionar. Nos toca ahora entender los hechos y las realidades o los mitos y leyendas plasmados en la pintura de Horace Vernet que inmortalizó la terrible batalla. Sin olvidarnos que él también fue, un artífice de la vida pasajera... 

Roque Puell López - Lavalle


Noche de luna entre ruinas



Noche de luna entre ruinas, compañera de la noche, busco entre las luces de tu plenitud, la belleza de lo que un día fue mi casa y de plano que solo encontré las pobres siluetas de mi ventana. Aquello que se me adelantó la tierra, hoy tembló con todas las piedras, hoy quedaron las ruinas de mis sueños bañados en la soledad del tiempo. No recuerdo la hora, solo me despertó el ruido del portento y un triste sollozo de niño entre los brazos de su madre, nomás vos que solo me quedó rezar fijáte...

Noche de luna entre ruinas, me robaste la alegría de jugar con uno mis chunches y admirar de lejos a mi novia escondida en el zaguán de la casa de mis abuelos. Pero que ahora, ya no existe y hoy evoco con nostalgia mi pueblo, hoy quiero intentar respirar y por ello meto pala en la tierra porque yo quiero desgajar desesperado mi alma en pena. ¡Oh gente de mis amores! ¡Hoy quiero admirarte de nuevo!

Noche de luna entre ruinas, ya no le atino a los petates del muerto porque hoy edificaré mi esperanza en el cerro del Baúl. No, no me tildes de loco que allí estará mi casa, acaso estará el sentir de la milpa que nunca tuve, así de sencilla, como de pura elegancia al estilo de los grandes señores. Hasta allí me guiarás con tu luz pero jamás me quitarás la vida porque ella no se irá con la sabiduría de mi fuerza ni con la alegría de mi patoja...

Y aunque tiemble otra vez la tierra, está escrito con cinceles de hierro que ya no me entristeceré jamás, porque entonces, yo estaré al pie del cañón, sereno y con la mirada en alto siempre, como debe de ser...

Roque Puell López - Lavalle

Entre tanto

            A otra tumba llevas las flores recién cortadas, hija de las circunstancias, a otros duendecillos compartirás el aroma de tus des...