lunes, 30 de septiembre de 2024

En las montañas de mi cantar


Puedo contemplar en las alturas, las montañas azules en las que mis ojos se puedan deleitar. Entre los abismos y entre el viento que me golpea el rostro, escucho una voz que retumba entre las brumas de mi existencia. Es una melodía que encuentra paz en mi ser cansado por la espada certera, es una respuesta a una ilusión, a una esperanza del cielo misterioso que ahora me encuentra. Y fue el amanecer que me hizo recordar tu figura y tu tiempo. Será tal vez un hermoso sueño o una alegría que tu conciencia no supo guardarla en su momento...

Las palabras que me dijiste llegaron a mi alma desnuda donde ellas encontraron una sonrisa a mi rincón solitario e inexpugnable, siempre lleno de tesoros escondidos y gratamente escogidos solamente para ti. Ahora seré más fuerte en mi refugio que levanta la fortaleza de mi ser y verás ahora que solo algunos lo podrán entender. ¿Será que las gotas de tu manantial horadan poco a poco la roca dura y tosca de mi armadura? Tal vez. Tanto así que me niego cuándo fue que me empezaste a hacer pensar. ¿No será que han regresado a mi vida los momentos locos de soñar?

Pero los misterios de la vida y las sombras de sus caminos, a todos nos hacen reflexionar. Algunos para prosperar dejan todo por el ánimo de crecer, otros en cambio, venden su alma al mejor postor para nunca perecer. Mejor es el bienaventurado mortal quien tiene en el Creador sus fuerzas que el que no tiene ninguna. La vida es bella y no por los desazones de nuestro ser, El Eterno nos quitará su amor.

Pero así son ahora los cánticos elegidos de mi mañana, así es el pensamiento de quien amo ahora y deseo que no se vaya, que esté junto conmigo en las buenas y en las malas, en el amor que yo le podré dar. Sea este en el infinito cielo o en las montañas de mi cantar...

Roque Puell López - Lavalle



El hombre es un celestino


Tristes fueron los saludos luego de algunos años para el recordado consiervo. Los mismos rostros y los mismos caminos fueron los que él vio aquella vez. Era la misma costumbre y el mismo desenfado, otras cosas siguieron siendo tontas como antaño. ¿Por qué no habrían de cambiar? Ellos eran los llamados amigos de antes, fueron compañeros, empezaron siendo rocanroleros sin un centavo en el bolsillo porque era más el entusiasmo en ese momento que un quejido... ¿Pero ahora?

"El hombre es un celestino, aún para un amigo...”

Pero el poder corrompe la vida siempre. El alma no se da cuenta del engaño y así se confunden los valores que han sido entregados. Lo mismo es una mano mentirosa que una amistad antigua y dadivosa. No se sabe el nombre, ni cómo diantres ha venido, es más cómodo dar una dádiva al que no conoces que asumir los problemas de un viejo amigo.

"El hombre pobre es un celestino y en la vida es para todos, un desconocido"

El reconocimiento, el nombre y la fama, a todos endulzan y a todos enloquece. Y en la vida, el tropiezo atrapa a cualquiera y la humildad que se les vio nacer, a esa ya no se le toma en cuenta, ya no existe. Sin embargo, la equivocación alcanza al más digno y aquello se confunde con la conducta del que no lo merece. Pero... ¿Por qué? Porque eso te lo demuestra tu dizque, mejor amigo...

"El hombre invitado es un celestino, pero es igual que yo, dijo un entendido…"

Y ahora los ojos de los demás, ni lo miran al consiervo. Ni la sonrisa se le reconoce ahora. Aún esperan todavía que sea el mismo pero él ya no puede, ha experimentado el pan de dolores como que ha caminado por el áspero camino de los sinsabores. Sin embargo, el ministro religioso le extendió la mano saludándolo y el celestino respondió igual, pero el religioso lo reconoció y se le mudó el semblante, hizo una mueca de desagrado que parecía un santón enojado que se le había perdido el turbante. ¡¡Qué gran hipócrita!!

"El hombre pobre es un celestino y aún es odioso a su amigo…"

Roque Puell López - Lavalle

domingo, 22 de septiembre de 2024

Giuliano

Era el flaco, mi gran amigo, mi confidente, el tal y controvertido joyero a quien yo quería mucho desde nuestra recordada adolescencia. 

Fue entre todos los de su familia, el hermano mayor que rezongaba en su casa y como todos nosotros, era un travieso compulsivo. Era casi como yo y lo veía así porque parecía ser mi hermanito menor cuando vivía en mi solitaria existencia. Quizás sería el pensar de muchos en el barrio por aquél mágico ausente que ellos creían conocer…

Creció como músico de oído en la melodía de una guitarra vieja porque a más de uno nos deleitó sin tanta preparación. Tocaba las baladas otoñales y eran más las canciones que los versos, porque nunca pudo escribir a pluma fuente pero al final todos terminábamos contentos. Amigo de todos, también de la bohemia y de la buena vida. Era quien trabajaba en artesanía, el chico agrandado de entonces que se volvió un gran empresario con su taller. 

Hasta que una vez, la vida le dejó un indeseable aviso y su familia así extrañada, se preguntaba ¿Qué habría de suceder ahora? Entonces, entre las citas médicas y los desvelos, él se enteró de una noticia crucial. Estaba escrito que era poco el tiempo que le quedaba en esta vida y aunque muchos lo alertaron, a él nunca le importó. Llegó entonces el momento de los desenlaces y no tardó entonces, en ingresar al Hospital. Así entre medicinas y entendidos, rodeado y el cuidado de uno de nuestros amigos que es médico, su semblante estuvo realmente mal. Aunque antes pude también conversar con él por teléfono, hicimos bromas que al final fue un recuento de lo que en la juventud hacíamos al visualizar nuestros planes. Quedé con él en vernos pronto y ver la manera de saludarnos otra vez, pero fue en aquellos afanes que el hombre fuerte de antes, se halló grave sin otra alternativa que orar a Dios por él.

Se hizo mucho para reanimar al artesano que ya se nos iba y solo era cuestión de tiempo. Pero a decir verdad, el amor de todos nosotros, si lo recibió sin dudar pues alcanzamos a darle ánimos y la esperanza de encontrarnos otra vez. Por fin, descansó su cabeza un día antes de nuestra visita en un domingo frío por la mañana. Pero se  nos adelantó y cerrando así sus cansados ojos, en medio de la nada, nos dejó. Pude después dar unas palabras en su funeral pero a decir verdad, ni las oraciones ni los recuerdos de los que estuvimos allí, el legado que dejó nunca lo podremos olvidar...

Roque Puell López - Lavalle

sábado, 21 de septiembre de 2024

Coloquios



¡Cómo te bailas zambita! No ruge la añoranza del palabreo largo y tendido sin tiempo pa el combate. No me urge ahora el floro bonito porque entre patas de antaño vale más el bobo y el cariño que escritos de mayor tamaño. ¿Cómo han sido los cambios? Hasta canas nos han adornado, a mí no se me notan las mal pensadas y menos a tumbes, que ya tan pintadas.

Estás igual de chibola solo que tú, ya eres una doña con tus chicocos que están grandotes y tu dorima que es un señorote. Tu caramelo sigue pícaro como siempre. Usado con chispa ocurrente y salerosa, lo tienes pa luquear las cosas de esta vida y darle sabor a la fastidiosa. Sin embargo, hoy le das caballos al misionero que estaba con la agripina llorona. ¡No has cambiado mi chicoca crola!

Ahora todavía viven nuestros causas del barrunto, esos pues, los de la chiquititud del Marsano buildin. El pancito, el papi o el Miquelón payaso, están todavía en los distintos malabares, algunos son reflectores, vagones y otros pastorales. ¡Qué contradicción! Más aunque suene así maliada mi boquilla, manyas pues que hoy es mucho mejor el tiempo que el famoso tu ru rú.

Pero hoy te deseo de cucharón que el Bravo te bendiga más en este próximo calendario. Que te conceda lo que más anhelas y a tu familia que amas, tengan una gran bendición de Amor. Y sobre todas las cosas mi zambita bella, seas siempre tú mi mejor causa, pero entre todas, todas, te conviertas tumbes, en ¡La de más grande estrella!

Roque Puell López - Lavalle

La flor de la candelaria

 

Las lluvias en la primavera son inusuales y extrañas porque el cambio de estación supone una gran esperanza para un nuevo comienzo. Las circunstancias que la vieron nacer entre las nubes negras de la mentira y la mezquindad que significó el sustento, fueron los mudo testigos para que quizá se pueda encontrar una nueva conciencia.

Sin embargo, creció entre las espinas reinantes, una flor de extraordinaria valía. Una que selló la diferencia entre la tanta grama silvestre y las flores pretenciosas u orgullosas. Dio indicios de ser alguien diferente, predestinada para ser la mejor entre las muchas oportunidades que le ofrecería su nacimiento. Fue la única mujer que pudo entristecerse o dejar de reír, tal vez porque no hubo sentimientos firmes para prodigarla de amor porque el llorar no justificó tampoco alcanzar siempre su más triste instante. La vida así se lo confirmó, su sentencia no dudó en ser manifiesta y la injusticia se dio sin más miramiento para tratar de ahogar a la más valiente guardiana de los ideales.

Pero el enemigo no pudo lograr su derrota. Una Luz de esperanza se dio para conquistar y triunfar, no para que pueda zozobrar la voluntad y el sentido del fracaso. No importaron los caminos difíciles, tampoco la terquedad de lo imposible en la distancia y el tiempo, en el largo sendero del yerro. Nada de eso, triunfó de lejos la verdad.

Pasó el tiempo, conoció el romanticismo de los poetas, acaso el de los dioses de la mitología griega que únicamente tenían hijos para la guerra. Sin embargo, también pudo sortear las montañas del peligro, los abismos insondables del cinismo y fruto de ello, nacieron nobles criaturas de la expresión artística, quizás los hijos del vran amor. Leales fueron los que se quedaron después del revés y el vendaval de las maldades en pos de una víctima para el panteón frío y solitario. Malas maneras y malas voluntades quisieron de nuevo desparecer la verdad y del clamor. Y se fueron dando las cosas en el laberinto, en el ímpetu de los vientos, en las mentiras del momento y sin embargo, la casa establecida en la roca, nada ni nadie la movió.

Y la flor que pudo perecer y renegar de sus pensamientos, sola quedó sobre las marañas de la ignorancia, en la derrotada intención de los más audaces. No por eso cambió, al contrario, fue la más generosa, la más sonriente, quizá la más consecuente entre tantas mareas y caprichos de un mar indiferente. Ella envalentonada, no cejó nunca en ningún momento, las sonadas batallas del Camino, los encuentros vívidos de la felicidad y la belleza primorosa de la vida misma.

Lástima que hace algún tiempo murió y ya no está más entre nosotros, yo la conocí pero hizo una revolución de lo que más quiso y defendió. Por eso, hoy que me viene su recuerdo, me siguen gustando los aromas que despidió de su ser y de su alma. Aún es la soñadora, la conquistadora y la guerrera, ella sigue siendo para mí la más bella de todas las flores, la flor de la candelaria…

Roque Puell López - Lavalle

Entre tanto

            A otra tumba llevas las flores recién cortadas, hija de las circunstancias, a otros duendecillos compartirás el aroma de tus des...