Deseo admirarte como las flores, quizá que me quieras, como la primavera ama los colores. Será por tu mirada de joven impetuosa o quizá por ser una mujer sabia y hermosa. Me contentaría siquiera, con el candor de tus razonamientos y tus miedos sin sentido. Así te doy entonces, mi corazón henchido lleno de flores rojas y un mar inmenso, pleno de ilusiones. Pero tus ojos me lo dijeron todo. Tristes o alegres, me da igual. Más con el correr del tiempo solo sé que te amaría, como son mis pensamientos y como es, la luz de tu volcán...
Roque Puell López - Lavalle
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