Aunque era un hombre taimado e hipócrita,
supo llevar el secreto de su aventura con algún reparo pero todo aquello que urdió
o tal vez que construyó con sus malas artes, llegó a oídos de la pobre doncella. ¡¡Tremendo
desconcierto!! Más el destierro implacable que se le dio por la sentencia resuelta
de la mujer, resultó para él, un "descanso merecido" así él se fuera más lejos. Pero en su navío más de uno se enteró de la
noticia y ante el Consejo de algunos jefes, todo parecía quedarse archivado. ¡¡Para
tirarse de los cabellos!!
Sin embargo, pudo darse cuenta
que ya no saldría como antes, que rigores van y rigores vienen, tuvo que
despedirse pronto de sus cabos y velámenes. Una oscura prisión lo aguardaba y un
tiempo establecido para él, no estaría mal para la reflexión que él necesitaba. Algo
pudo cambiar el doble ánimo del navegante pero entonces, no tuvo forma de alguna solución. Un corto tiempo después, solo salió para
embarcarse en otro vapor para las acciones bélicas de su Nación. En tierra quedó la doncella y sus
ilusiones. La gracia eterna de sus emociones, nació entre alegrías y sollozos pero él nunca la conoció más que entre los rumores y comentarios. Pero el mar arreciaba sin descanso, "la vida continúa" -decía- pero los cañones vomitaban el infortunio sin encontrar a los culpables. La guerra sin control aparente, contradecía silenciosamente a los
hombres.
Luego pasaron algunos años y los otros contendores en tierra, quisieron vengar a la nombrada, nunca se enfrentaron con el contrario porque estaba lejos y nada se sabía de él. Otros quisieron casarse con ella, pero nunca se decidieron tampoco porque la moza mentía y se sentía terriblemente desdichada, sin embargo, esas son espinas y flores de otro rosal que yo no las puedo contar. Pero igual era la contradicción porque, quién iba a pensar que aquél nauta fuera a sucumbir en uno de los combates. Su barco encalló frente a las costas de otro continente y fueron pocas la noticias del desgraciado acontecimiento.
Todos convinieron que él tornó finalmente
su historia, en funestas consecuencias. Fueron sus malas decisiones, sus pésimas determinaciones y su vida fue un contraste de pasiones. Acaso la ley de la reciprocidad se dio, aquella que lo que das recibes sea bueno o malo. No obstante, para algunos, todo ello se convirtió en el final de la justicia ansiada, de la plañidera inconsolable y de los llamados contendores...
Roque Puell López Lavalle
Me gusto como fue narrado el argumento más el final me gustaría incluir la palabra justicia anciada
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