Un muchacho buscó a un anciano en todas partes y finalmente lo descubrió cerca del río. Éste estaba tumbado y como en éxtasis mirando al cielo. "¿Qué haces?" - Le preguntó preocupado el muchacho.
"Cada ser humano lleva
dentro de sí una gran sabiduría, pero
nadie encuentra este viejo tesoro ya que está cubierto por montañas de sufrimiento. Pero cuando uno
aprende a eliminar los escombros de la
aflicción y del dolor, las nieblas se
levantan y se puede ver cómo brilla el tesoro de la luz del sol eterno. Las heladas lágrimas de
la vida desaparecen y la sabiduría y la bienaventuranza
despertarán".
Entonces el viejo explicó: "Incluso cuando las nubes ocultan el sol, no son capaces de retener su luz y calor. Considera ahora a las nubes como los escombros y al sol como la sabiduría…“
Roque Puell López Lavalle
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