jueves, 22 de junio de 2023

Pláticas

Estaba yo, tomando un café en Paris, cuando no hacía muchos días que había venido  para dar una exposición de Arte Contemporáneo. Conversaba con mis amigos, cuando me presentaron a Malena. Ella era la mujer que conocí entre las dudas de su ser inquieto. Se movía de un lado a otro para decidir qué camino habría de emprender frente a la vida que le mostraba un gran reto. ¿Quiénes serían los protagonistas que decidirían su destino? ¿A quiénes por ventura podría conocer en ese instante para que la pueda guiar a un final seguro? Era seguro que lo ignoraba pero entre las mocedades de su existencia, habría de haber una explicación a su mágico desconcierto pero yo lo ignoraba.

Entendí que los caminos de su pensamiento volaban por los momentos del desasosiego sin principio y sin final por aquellas emociones que no tenían prisa por llegar. Serían las angustias, los lamentos y las dudas que la asaltaban que no la dejaban ni razonar. Sin embargo, el que ella quisiera que todo eso no le hubiera sucedido, estaba en una agenda de una vida libre de ataduras y compromisos, que era mucho mejor cumplir o no ser más, una casquivana…

Pero, ¿No le dijeron que siempre habrá pruebas que enfrentar? ¿Alguno quizá le aconsejó que en el concierto de las emociones, el mejor es quien no cambia para ver sus triunfos florecer? Decir lo contrario es una quimera porque quien piensa bien, dice que los cambios se pueden dar porque lo que se sobreponen a todo son quienes pueden triunfar. Nada más cierto, entonces, solo le quedaba luchar.

Dicen que el silencio es la primera piedra del respeto, pero quién puede estar callado si la base no tiene sustento y quizá después de tanto porfiar, termine su vida en ideales que nunca pudo cumplir. Porque el respeto se da al principio del encuentro pero después,  tiende a ser inútil si permanece en silencio cuando a lo mejor le quitan el premio de una conquista que ha logrado después de tanto y que ahora se lo merece…

La vida de cada persona sin que nada lo motive es un camino hacia sí mismo. Es el yermo de un campo que jamás quiso aventurarse a ser cultivado sin querer que la tierra nueva y fuerte emergiera de él. Muchos serán los miedos, harta la desconfianza que se sembró en el baldío de un alma solitaria que se negó a hacer germinar la semilla del nuevo amanecer. Se mirará al fin moribunda, sin propósito y sin final. Pocos son los que se aventuran a dar una oportunidad a su propia existencia para poder encumbrar y ser diferente…

Pero así aprendió Malena, entre la sequía de sus momentos y la lluvia generosa del vivir siempre libre. Comprendió al fin que si en algún momento la vida merece ser conquistada, es cuando contemplamos su belleza en ella misma.  Será admirarla cuando la veamos el nacimiento del sol más el atardecer en el inmenso mar y su bravura. De repente cuando presenciamos el nacimiento de un ser vivo o experimentamos el amor intenso y verdadero entre nosotros…

Entonces, así será el fin de la naturaleza y el hombre. Se confirmará sin duda, el sí de la creación viviente, que surge en cada momento y en cada lugar del corazón del hombre que entiende el propósito por el cual ha sido creado. Malena se quedó muda por poco tiempo pero luego temerosa como era, esbozó una sonrisa…

Roque Puell López Lavalle

Click: https://www.youtube.com/watch?v=vDCP8m78FhQ

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