Quiero que en esta noche oscura, se encienda la luz que ha estado sin vida en tu corazón y en el mío, pero igual quiero que se iluminen todas las lumbreras apocadas en este otoño donde ya siento el frío de tu ausencia. Tal vez no te diste cuenta que las ilusiones se acaban cuando no hay brillo de esperanza o no exista el eco de mis palabras en tu conciencia...
Yo quisiera
irme muy lejos de mi entorno y perderme plácido en el infinito donde está el silencio, donde está mí ser encadenado de pensamientos y deseos, acaso
intencionales para presentarles batalla. Pero pensé mejor volver para ver las
expectativas de lo que siento hoy y embelesarme contigo. Así pareciera que tal vez el ayer fue
inconsecuente, porque tú eras una niña y yo tal vez, un joven escurridizo…
Quiero que esta noche el color del cielo me inspire para decirle al Eterno que ponga en tu corazón, la felicidad de ser aun mas que el amigo de confianza, más que ello todavía, ser tu compañero insigne para toda la vida y que nuestras palabras le proclamen al mundo que no hay en nosotros indiferencia camino o votos sin propósito, solo el amor compartido que nos impulse más.
Dame tus pesares, tus anhelos y tus sueños, ponlos pronto en
mi corazón. Te doy los míos, alcémonos juntos en la vida nueva, en la noche eterna
de los blasones de la fe. Que sembremos a Cristo en la humanidad para que en la
vida muchos, renazca de nuevo lo que ahora experimentamos nosotros. Entonces, que la
noche azul, se adorne con cantos, que haya fiesta en los cielos por alguno que
se arrepienta, que juntos disfrutemos de la paz.
Quiero que nuestra vida esté tachonada de la Verdad
así como las estrellas del cielo alaban a la Deidad, que tú me acompañes
siempre, ahora que te amo de
verdad. Nada se consigue si no hay amor -dice el profeta- porque así está escrito y lo puedo comprobar. Es así como
te quiero, no te demores en contestar. Yo lo anhelo cada día en silencio, tal vez con un susurro, al Rey del Universo…
Roque Puell López-Lavalle
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