miércoles, 15 de febrero de 2023

Origen del miedo


Veo el lugar de tu ausencia, tu voz se pierde en el ocaso y tu rostro se desvanece en el universo de una mañana. Pero otra vez dormí solo. Te fuiste antaño de varias madrugadas  y que volvieras a mí, es una quimera porque a ti te da lo mismo. Tu indiferencia ya no me sorprende, ella no busca mis palabras y miradas, eso tampoco me extraña. Así concibo en mi soledad, mis dudas, mis deseos y la posible consumación de un bonito amor con alguien que no conozco sino en sueños.

Prefiero la fantasía de quien me quiere y me valora, de quien me hace sentir vivo y que necesite de mí. Está presente hoy en toda mi existencia y en toda mi verdad, es algo que no entiendo pero que sin embargo, no lo deseo olvidar. Tengo que creer entonces que tu amor se fue entre las cañadas de los ríos y entre las correntadas vivas de un cauce igualmente dispar. ¿Quién dijo que cuando el rio caudaloso va hacia al mar nunca se olvida que Dios lo tiene que alimentar?

Te perdiste sola en falsas pesadillas, crees que la nada produce flores y que los diálogos de un filósofo engendran pasiones ¡Qué ilusa! Pareciera que volver otra vez a lo mismo, me deja la boca amarga. Pero no, es una letanía de palabras que no las quiero recordar. Ya no te dirijo la palabra porque tu conciencia se escabulla entre las tinieblas y luego me llamas por mi nombre, eso para mi, es un desaire. Pienso que nuestros recuerdos hoy, no tienen lugar y mis deseos se perdieron inútiles, cuando anteriormente te quise buscar.

No se construyen palacios en naipes de papel, que no se aman las almas con una gota de amor en un desierto y mucho menos se edifica mansiones sin palabras al corazón de quien la edifica y la construye. Busca un poco de arena en una cisterna rota y verás tú misma que la encontrarás. Averigua entonces, por qué no tiene agua y hallarás al sediento. ¿No crees tú que seríamos mejor ser más generosos con el tiempo? Yo nunca perdí la ilusión del cuento, aquél del caballero y el castillo encantado. Yo jamás me rendí porque fallé como cualquier ser humano pero sabes hoy, que el gran duelo del audaz castellano, siempre  me mantuvo gratamente emocionado.

No quiero que pienses que las conquistas se logran sin sangre derramada o que las victorias se consiguen sin las coronas arrancadas. Que no se diga después que los amores solo se ganan solo soñando con lo que más se ama. Ahora la tristeza envuelve mi alma, me reclama extender la lanza y poner frente a mi pecho el escudo. Mi espada está lista y mis ojos también. Hoy, el dragón está frente a mí, esperando están sus fauces para querer devorarme pero yo sonrío, él no me detiene, pero ¿Sabes? tampoco me gobierna. No me conoces aún y sería bueno que nos vayamos cada uno por nuestro propio camino. Tú estás libre para seguir tu propio futuro. Yo me consolaré en las batallas de mi propia vida y en los encuentros de mi propia mente. Mis gavillas están llenas y quiero compartirlas con quien se la merece, pero contigo, no. 

Aunque a ella todavía la tengo presente desde la estación de la primavera, todo el año mis sentimientos están con la guerrera. Haz de cuenta que no te he visto, finge ahora que te da pena o quién sabe, urdirás alguna estrategia escondida cubierta toda por una bandera. Ya se acabó mi ilusión hace tiempo, ya no suena más el cañón del artillero, pero aun tengo vivo el cantar de un verso completo: Es el triunfo anhelado en mis manos, así de inflamado, para así vencer nuevamente, al origen del miedo.

Roque Puell López Lavalle

Click: https://www.youtube.com/watch?v=fVfnEyLOkrM

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