Llegaste a mí sin pensarlo, tal vez cuando estabas escondida o tal vez no, pero ahora recién te reconozco porque escucho que tu voz me suena extraña, pero a la vez es atrayente, pausada, con un bello significado de poder y señorío.
Tu música dulce está tocando mis fibras, mi alma, mi deseo de saber más cómo eres. Solo te contemplo en el sonido profundo de una zampoña y de una quena triste pero siento que tiene una melodía maravillosa que me muestra tu belleza, tus luchas, tu cuerpo encarnado en la indomable cordillera, en ese aire enrarecido que me muestra tu vida, tu corazón y tu gente.
El cielo me hace ver tus ojos celestes, adornados con el blanco de tus nubes que te presentan regia y majestuosa. ¿Qué escondes en tu regazo? Tal vez sencillez o una paz en tus tus parajes, no lo sé. ¿Quizá sea el intenso frío en el lago más profundo? Dímelo tú. Pero yo sé que en las alturas también se encuentra un corazón, un alma de niño y una amistad que ya no se recuerda.
Sin embargo, pronto llegará el día que nos veamos y me recibirás con los brazos abiertos y yo te daré un cálido beso. Acaso me daré cuenta que estoy enamorado de la nieve y la escarcha de tus montañas que me contemplan o será tu alma pura que ahora me emociona...
Roque Puell López - Lavalle
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