Tú razonaste de tan mala manera diciendo que mi muerte, no fue una realidad, que era una falacia, la molestia para tu alma virginal. Cortaste los hilos de una amistad, imaginaste cosas que solo una niña piensa y que tiene miedo de encarar. No escuchaste razones, buscaste pretextos, te enojaste por las dádivas recibidas y solo creíste las palabras de quien te dije que no deberías confiar.
Tú sabías que el amor existe en muchas formas y en vanas maneras porque en la vida, "unas son de cal y otras son de arena" como dice el refrán, pero fue tu necedad la que no supiste manejar. Me quedaron malos recuerdos de una niña malcriada, sin sentimientos y sin ninguna honestidad, más ahora, ya encontré mi buscada paz...
Roque Puell López - Lavalle
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