El cielo está oscuro, es de
color azul índigo así como el misterioso manto que lo envuelve pero el fenómeno que experimento es tan
inmenso, que es ya media noche y se siente el silencio que reina alrededor.
Aunque no está la luna de otros días, hoy solamente escucho que mi corazón se
estremece y entonces ahora inspirado, puedo escribir...
En las alturas donde me encuentro, el aire frío invade mis pensamientos, hiela mis deseos pero no dejo de pensar en ti ¿Qué harás ahora a pesar que las tormentas del cielo me impiden verte? O quizá me pregunte ahora ¿Cómo es que la distancia puede usar a los nubarrones que en estos momentos nos separa cada vez más? No sé la respuesta pero pienso que estás en lo profundo de mi ser y tengo la esperanza de verte aun cuando te sueñe en la luna de Noviembre...
Busco entre las estrellas del cielo, tu rostro, luego entre las luces del cielo, la figura que extraño y en las estrellas tus ojos porque ante ellos expresaría todo lo que mi pasión enciende, lo que mi amor te jura, pero que ahora debe permanecer callado. No quiero que me veas como el advenedizo que quiere arrancar tus sentimientos, porque me gustaría ser como el fiero guerrero que toma una quebrada sin contemplar la emoción del miedo, ni tampoco los rezos de un labriego...
Así amanezco entre las
cúspides de mi montaña, donde el cóndor real hoy vuela orgulloso, cubriendo el
paisaje inmenso con su mirada y entonces, solo me cuestiono: ¿Será que el
tiempo hace crecer mi intranquilidad? No lo sé la verdad, solamente presiento que los vientos no tienen
influencia en mi razón porque entre nosotros existen
lazos estrechos que nada ni nadie nos podrá separar...
Pero no quisiera que
estuvieran reflejados en ellos los colores del arco iris como los de un amigo,
el que quisieras olvidar sin un atisbo de esperanza, sino que me gustaría ser
como la estela de un cometa, aquella que le mostraría a propios y extraños, que
te amo y así solazarme íntegro en tus pechos tan generosos. Entonces, al pasar el
tiempo, al darte mi amor entre las historias de mi pueblo, quisiera que todos nos recuerden alegremente como el rey y la princesa...
¿Qué tonto soy verdad? Además quiero que se enseñe a otros que
no existe amor más grande del que uno pueda dar y recibir, de amar y ser amado.
Que no sea lo nuestro como la mejor estrella con que nacimos, sino que se sepa a todas luces, que fuera, como el Señor
de los cielos nos enseñó...
Roque Puell López - Lavalle
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