miércoles, 31 de julio de 2024

El tomate


¡Qué feliz estaba el tomate en la hacienda! ¡Colgado estaba él en una rama cantando como todo un artista! No había rayo, comba ni nada que lo entristeciera porque la vida le parecía corta y por ello el jolgorio, las risas, los parabienes e imcluso,  las buenas amistades

Sin embargo, un día apareció una plaga misteriosa que a todos sorprendió pero a los demás, la pelona se los llevó consigo. Más la indigna, cortó al cantante en dos mitades dejándole solamente sus hojas y sus tres semillas: Una de ellas lo vio y por costumbre, solo cumplió su papel, la segunda le dio la bienvenida y la otra, ⁿlo ignoró completamente...

Así pues, corrieron los días, las semanas y los meses quedando el tomate muy desconcertado.  Solitario se quedó en el Hospital por los pesares que las malas intenciones lo habían postrado. Pensativo inquirió sobre la vida y la muerte, se preguntó el cómo es que dos se fueron sin pena y sin gloria de este mundo cuando no fueron los convidados a una cena final. Otros reían nerviosos por no saber lo que podría acontecerles o quizá lloraban ellos por su propia ingenuidad. ¡Qué momentos!

Y al parecer, mientras él experimentaba estas cosas, ¡Los otros tomates dizque amigos, ni se enteraron de su mal! Ninguno pues lo visitó como estaba pero algún perdido lo contempló verde, oscuro y pálido a comparación de lo rojizo que se veía en el verano...

Entonces, Dios se acordó de él y le plació infundirle aliento nuevamente cuando estaba casi muerto y sin coloración. Pasando malos momentos y luego de despertar de un mal sueño, el tomate brilló nuevamente en cuerpo y alma entendiendo así su prometedor destino. Todo era tan diferente y lo que entendió fue descubrir el gran propósito para su vida porque él sabía que en poco tiempo iba a mejorar. Después de renegar, fue más amable con todos. ¡Qué temperamento!

Fue en esas circunstancias que exclamó:⁹

                 “No importa lo que pasó en ese momento, esta vez me tocó a mí. Mañana le tocará el turno a la semilla y finalmente, a la plaga que no tuvo corazón ni medida”.

Habiendo dicho eso, cerró súbitamente 

sus ojos y los doctores allí reunidos pearon que el tomate había muerto. No obstante, ¡Oh sorpresa!  Los pudo abrir pestañeando nuevamente para la emoción de todos los que estaban presentes.

Sólo que esta oportunidad, el cantor apareció, mucho más bello y fornido...

Roque Puell López Lavalle

Escucha: https://www.youtube.com/watch?v=3r99DIRPE2s


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